sábado, 27 de septiembre de 2008

¿Por qué filosofía y verdad como objeto de estudio político?

En tiempos donde lo dado aparece cada vez como una realidad menos accesible a ser modificada por las personas -y si lo es, pareciera ser que es para peor- es bueno reflexionar sobre la naturaleza, el origen y la importancia de la sociedad. Una interpretación netamente histórica tal vez pueda abrirnos un panorama propicio para estudiar el despliegue de esa fuerza humana colectiva que llamamos sociedad. Pero sólo seria un detalle de ése despliegue difícil de ofrecernos más que ciertos efectos del mismo y no un acercamiento a su naturaleza, las causas de su origen, su importancia y por sobre todo al complejo mecanismo de funcionalidad que opera dentro de la misma.

La primer pregunta obligada para empezar es ¿Cómo aproximarnos? Y para responderla debemos atender al conjunto de reglas, principios, conceptos, significaciones y a las reglas de esas reglas, de esos principios, conceptos y significaciones que la configuran como tal en un momento dado: nuestro presente. En otras palabras, atender a esas reglas. No situarnos desde ellas, porque eso es inevitable, sino más bien tenerlas en cuenta como el verdadero punto de partida para la aproximación. Y sobre todo reconocerlas como inevitables. Entender las limitaciones del lenguaje y el juego de éste como transmisor o reproductor de las reglas. No salirse de los barrotes de la realidad, sino reconocerlos como punto de partida.

Por ello es necesario reconocer en la estructura del presente al conjunto de mecanismos; estructuras y reglas, y las reglas que las dominan a través de los discursos, conceptos, conocimiento y el juego dialéctico que sobre ellos recae las funciones de verdad y validación hacia algunos y violencia hacia otros -o al menos restricción-.

El mundo de las ideas, y la política de las mismas son objeto indispensable para este propósito, y los individuos que se desarrollan y se desarrollaron en ese devenir histórico junto a las corrientes de pensamiento. Pues las ideas vigentes representan el tipo de sociedad a la que pertenecemos, de la que somos parte, de la que somos responsables. Que en nuestros días ya se perfila como una sociedad global del conocimiento.

La misma importancia poseen las ideas que se rebelan contra el orden, porque son las que plantean la realidad como una verdadera situación estratégica compleja. La lucha, ese enfrentamiento es global y el hecho de que en el tiempo se manifieste primero en las ideas sólo se debe a que parten de ellas para definir la realidad, reglarla, para el enfrentamiento dialéctico en toda la dimensión social. Sin desmerecer la importancia del elemento irracional como complemento.

Ese definir la realidad es definir lo verdadero, los discursos vigentes.

Poner atención en la filosofía, es poner atención en esa constante puja que define nuestra realidad. Así podemos entenderla, así podemos actuar en dirección a lo políticamente justo.

2 comentarios:

Facundo Romani dijo...

grande fado... es como una introducción a un tema importante: a la filosofia politica o a la politica de la filosofia... valgan las diferentes lecturas que estan muy relacionadas...

te robe una frase de nick, jaja

Antonella dijo...

A pesar de no ser la política mi área específica, va un pequeño comentario más bien psicológico sobre el tema…
La “sociedad”, en tanto implica la pertenencia a una cultura determinada, a un grupo con fines y conductas específicos, es asimilada, instaurada por el niño alrededor de los 4 o 5 años. Todo el conjunto de normas, de leyes, de valores, propios de una sociedad determinada, se incorporarán a la vida de un niño en la medida en que exista un Otro que sea lo suficientemente capaz de marcar esas pautas.
Y aquí me pregunto, ¿será que es realmente la sociedad la que nos condiciona o será que ese Otro ha perdido la capacidad de separar al niño de la madre insertándolo en la sociedad? Yo creo que ahí esta la gran falla, no en la sociedad misma, sino en el hecho de que la sociedad no es bien asimilada por el niño porque no hay quien sepa instaurarla, se van perdiendo raudamente los padres (considerados siempre desde lo simbólico, desde la función paterna, no desde una figura real) capaces de marcar las leyes que permitan la inserción social.
Con esto obviamente no quiero decir que haya cada vez mas niños aislados socialmente, nada de eso, sino que al fallar la figura de ese Otro que permite el vínculo con lo social, lo que se producen son justamente fallas en ese vínculo niño – sociedad.
El hombre es un ser social, que vive en sociedad, y no existe manera de vivir distinta a esta. Lo que importa es la manera en que la persona incorpora y se incorpora en esta sociedad, ya desde su niñez.
Nosotros ya no somos más los niños que deben insertarse, ya estamos inmersos en lo social, solo considero que tenemos que tener en cuenta siempre dos cosas: por un lado, saber que somos parte de una sociedad, pero reconocernos como seres diferenciados, que compartimos una cultura, pero que tenemos valores e ideales propios; y por otro, tratar de ser a partir de ahora “buenos Otros”, capaces de contribuir a la inserción social de los nuevos niños, tratando de evitar los errores de la generación anterior a la nuestra…
Así, siendo una parte diferenciada de un todo, encontrando nuestro lugar en el mundo, podremos ser felices, hacer felices a los demás, seremos capaces de elaborar nuestros propios proyectos de vida, podremos distinguir entre el bien y el mal, podremos reconocernos como seres valiosos, libres, respetándonos y confiando en nosotros mismos… No todos lograremos tooooodo…jaja… pero al menos algo…
¿Se entendió mas o menos? Espero haber contribuido y no mareado.. jajaja
Anto