sábado, 13 de septiembre de 2008

Autovaloración en Rawls


Este artículo pretende brevemente remarcar un valor fundamental de la construcción de la vida de las personas. Este es el de la confianza en uno mismo. Más precisamente tomaré al filósofo norteamericano John Rawls quien considera esta cuestión como uno de los bienes primarios en la construcción de una sociedad (al menos una bien ordena). Esta idea quizás sea bastante inmediata de captar, pero la esencia de un análisis de este tipo es realzar la importancia de ésta. Muchas veces tenemos la rapidez de decir, sí, yo tengo confianza en mi mismo, en que me va a ir bien en la vida, etc. etc. Pero definitivamente de esto no se trata precisamente tener confianza en sí mismo, porque eso sería tener confianza en que vamos a desarrollar nuestro proyecto de vida de determinada manera. Y primero hay que redefinir un poco ¿qué es un proyecto de vida? Vivimos en una sociedad indefectiblemente capitalista en la que este concepto es de vital importancia, todos debiéramos tener un proyecto de vida por el cual alcancemos algún tipo de “felicidad” dentro de los parámetros que nos permite u ofrece nuestra sociedad. Y ente aventura no hacemos otra cosa que fortalecer nuestra individualidad y por ende debilitar nuestra confianza en nosotros mismos. Quizás digan que estoy diciendo una enorme contradicción, yo no lo creo así, veámoslo.


¿Qué somos sino partes de un todo llamado sociedad que nos condiciona de infinitas maneras, nos dice cómo ser felices, nos dice qué clase de sueños debemos perseguir, nos dice quienes pueden seguir esos sueños y quienes no, y sobre todo nos dice de que lado estamos en esa división? Entonces como partes de esa entidad, qué sentido tiene tener un proyecto de vida si estamos condicionados por la sociedad a la hora de hacerlo. Es por eso que estoy convencido de que un proyecto de vida no puede ser otra cosa sino que la voluntad de la persona a darle a la sociedad su perspectiva en cuanto a lo que cree que está bien. Primero hay que estar convencidos de que podemos podemos desarrollar una concepción del bien más o menos diferenciada de la que la sociedad en general nos podría imponer o condicionar para tener.

El otro día escuchaba a un niño que se sacaba buenas notas en la tele y decía una frase que escucho muy seguido y es: “estudio para ser alguien”. Yo me agarro de los pelos cuando escucho esto, y por más que parezca una frase normal esconde otras cosas también. Hay muchas contradicciones en cuanto a cosas que creemos “correctas” o “comunes” y que precisan de análisis para dar una opinión algo acabada. Y para ello nos tenemos que preguntar primero ¿qué es ser alguien? ¿Bajo qué criterios se es alguien? O mejor dicho ¿quién pone los criterios de ser alguien? Porque si somos “alguien” es porque hay algún otro que nos reconoce, es decir, somos arquitectos, abogados, ingenieros, doctores, de una forma un tanto más fea pero realista, tenemos un papelito que nos dice que somos eso. Entonces falta un “¿para quién soy alguien?” y como respuesta tentativa podemos decir: para la sociedad. Y esta bien, somos alguien para la sociedad, es decir bajo los criterios de la sociedad, entonces el proyecto de vida “ser alguien” no es más que un marco que nos pone la sociedad, tiene muy poco, por no decir nada, de nosotros si lo planteamos en esos términos.

Creo que no debemos ser nadie para nadie, en la batalla por la conquista de la libertad y de la autodeterminación del ser, las personas que nos rodean (la sociedad) no son más que espejos que debe buscar, a partir de criterios que la pluralidad y la amplia experiencia de vida nos puede entregar. Fórmula para esto no hay y no pretendo desarrollar el tema tampoco. El punto es que debemos ser en referencia a lo que nosotros creemos bien. Tampoco para nuestra felicidad, ya que esa felicidad bien puede ser impuesta. Debemos ser para lo que nosotros creemos, ya que eso que creemos son los criterios que yo me pongo para ser feliz, y esos criterios los conformo yo con mi experiencia con los demás. Si desarrollamos criterios ahí sí podemos redefinir y como esos criterios los desarrollo con los demás, está claro que no son hacía mí solamente. La felicidad no soy yo solo y mi proyecto de vida, es también vivir en un lugar mejor, con gente mejor, eso es lo que nos dice indefectiblemente la experiencia. Pero también los criterios nos dicen que la gente que vive en nuestra sociedad, o al menos algunos, no viven bajo normas básicas de mi concepción del bien. Estos son los criterios que bajo el ejercicio de la libertad podemos alcanzar, en cambio, los criterios que nos imponen son altamente individualistas, porque no tienen intención de hacer conciencia en que nuestra felicidad indefectiblemente depende también de los demás y lo que nosotros le demos a los demás, es decir, nuestro papel en la sociedad. Si hay un proyecto de vida, y repito la misma idea, es el de conformar nuestro rol transformador en la sociedad. Todo esto que digo no tiene sentido si no tenemos respeto por nosotros mismos, y como vimos esta idea no es muy parecida a la que uno intuitivamente a veces puede tener. Para desarrollar esto seleccioné un fragmento de texto del autor que antes mencionaba de su libro “Liberalismo político”:
“El respeto a sí mismo está arraigado en nuestra confianza en nosotros mismos, en tanto que miembros plenamente cooperadores de la sociedad, capaces de ir en pos de una digna concepción del bien durante toda la vida. Así pues, el respeto a sí mismo presupone el desarrollo y el ejercicio de ambos poderes morales y por ende, el del eficaz sentido de justicia. La importancia del respeto a sí mismo estriba en que nos da un seguro sentido de nuestra propia valía y la firme convicción de que nuestra determinada concepción del bien es digna de realizarse. Sin el respeto a nosotros mismos nada parece digno de hacerse, y si algunas cosas tienen valor para nosotros, no faltará la voluntad de tratar de conseguirlas.”
Me ahorraré definir algunos conceptos ya que no es esencial su extrema comprensión para la intención de este artículo. Rawls habla de ir en pos de “una digna concepción del bien” y luego dice que presupone el ejercicio de ambos poderes morales y del sentido de justicia, a lo que se refiere con esto es a que vamos desarrollando nuestros propios valores y criterios para juzgar (la misma idea que antes marcábamos) y con ello elaboramos nuestra concepción del bien por la cual volcamos nuestras vidas y por la cual nos creemos capaces de luchar. Lo que intenta decir es que tener confianza en nosotros mismos es tener confianza en nuestra capacidad de tener formada una idea y luchar por ella. Y es importante esto porque si nos creemos imbuidos, alienados, empequeñecidos y torpes frente a una sociedad borracha e incontrolable, poco podremos lograr y no estaríamos haciendo más que mentirnos, SOMOS VALIOSOS. Y a veces es muy difícil entender esto ante tantas cosas difíciles que nos pueden pasar, por eso a veces es muy bueno el toparse con otro, esta magia de poder confiar en nosotros mismos se nos puede ir en cualquier momento, nos podemos cansar conformar, etc. Es difícil y por ende importante el respeto a uno mismo, a que lo que uno hace vale y sirve para algo, porque de otra forma pierde sentido tener una concepción del bien, de la misma forma que pierde sentido tenernos confianza si no es para ir en pos de una concepción del bien.


Este concepto estriba en dos cuestiones, por un lado en las libertades que cada vez deberían cumplirse mejor en la sociedad y por otro en que incorporar en nuestra concepción del bien valores que inscriban a todos los miembros de la sociedad, la confianza en nosotros mismo se vuelve un bien público. Yendo a lo primero, este proceso necesita de las libertades más básicas para poder realizarse, uno no puede conformar una correcta concepción del bien si no es lo suficientemente libre (libertad de conciencia, libertad de desplazamiento, etc.). Pero en la medida que intentamos hacer esto ejercemos libertad y emanamos libertad, lo cual fortalece el mismo proceso. En cuanto a lo segundo, es un punto muy interesante, que es lo que hace que tenga sentido tenernos confianza. Cuando ejercemos nuestra confianza fortalecemos valores, apuntamos a una concepción del bien y eso robustece las libertades básicas, promoviendo en los demás la confianza en ellos mismos, lo cual hace que el ir en pos de una concepción del bien sea algo cada vez más público, lo cual le da más sentido a nuestra actitud ya que se vuelve esperable que otros también puedan llevar a cabo ese proceso. Y si todos llevamos a cabo esto, podemos confiar y así hacer cada vez más efectivos nuestros esfuerzos.

Para terminar, una pregunta que no pretendo responder: ¿Qué es el bien? ó ¿Qué está bien? Esa pregunta está en cada uno de nosotros. En esta construcción de qué es el bien difícilmente encontremos alguna verdad. ¿Es esta razón motivo suficiente para que pierda sentido la pregunta que formule antes? No se preocupen que de no tener sentido no la hubiese formulado. Quien ve la mentira conoce la verdad, de alguna manera, y en eso podemos creer, en que si vemos algo que está mal, la necesidad de cambiarlo que nos planteamos vale la pena ser realizada. Entonces si hay cosas para cambiar ¿por qué no luchamos por ellas en este momento? Nos falta plantearnos esta pregunta y la anterior más veces durante nuestra vida, nos falta desarrollar cada vez más nuestras concepciones del bien, nos faltan medios más eficaces para llevarlas a cabo. Nos faltan muchas cosas, pero por favor: QUE NO NOS FALTE LA CONFIANZA…

“No faltará la voluntad de tratar de conseguirlas”, John Rawls

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Fuente: John Rawls, “Liberalismo político” (1993). Traducción deSergio René Madero Báez. 1995 Fondo Cultura Económica, México. Pág. 294

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Voy a pensar en esto.
Vale reflexionar.
Gracias por la propuesta tenia un dia bastante ligth o como se escriba.

Facundo Romani dijo...

Gracias por leer y comentar. Pero por sobre todo gracias por reflexionar...

Fado dijo...

Muy bueno Facu, es cierto... además hay muchas cosas en este artículo para leerlas detenidamente. Lo voy a tener que imprimir para leerlo mejor :).